...con el corazón, la mirada cómplice y la palabra silenciosa, el aspersor de estrellas esboza una constelación...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Guerra civil


A él,
a él lo fusilaron los soldados.
Pero murió dos años antes, en combate.
Una guerra civil, voraz, desgarradora...
 entre sus ideales y la razón, combate contra la conciencia;
su padre le había dicho que prestara servicio militar;
servirle al Estado, honor de hombres dignos;
pero a él lo llamó la guerrilla.
Combate contra las lágrimas que le brotaban de los ojos grandes, cansados, negros;
al momento de decirle a su mujer que partiría, que tenía que elejir un bando,
que de no ser así, lo fusilarían,
lo fusilaron igual, pero ya estaba muerto.
Combate contra el deseo de quedarse,
de disfrutar de su tercer hijo, éste en camino;
deseo de cuidar de su mujer preñada.
Su padre le dijo una vez, de joven,  que “la hembra y la fruta ni muy tierna ni muy madura”,
qué iba a saber él que el amor va como va, que se enamoró de una de 15 cumpliendo los 23,
que se casó a los 24 por cuestiones carnales,
nuevas carnes en el vientre que ya no era virgen;
qué sabía él que tres años después explotaría la situación,
que las voces de guerra se levantarían, gritando fuertes, violentas.
Fusilaron su cuerpo, su último aliento, a él;
a él lo fusilaron los soldados, pero murió en combate. 

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